Este viernes 24 de febrero, el presidente Trump aseguró, durante la Conferencia de Acción Política Conservadora, que la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos comenzará antes de lo previsto (aunque no especificó cual será la fecha en que inicie la obra). “Construiremos el muro, de hecho, va a iniciar muy prontamente. Nos vamos a adelantar a lo programado, mucho mucho mucho antes de lo previsto”, aseguró el mandatario estadounidense.

Durante su discurso, Trump recalcó que sacará a las “malas personas” de su territorio y que “ellos no volverán”. Además amenazó a quienes osen reingresar a Estados Unidos tras ser deportados, afirmando que quienes lo hagan enfrentarán “grandes problemas que nunca antes pensaron”. Las declaraciones del magnate se dan apenas un día después de que sus funcionarios se reunieran en México con el canciller Luis Videgaray, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el presidente Enrique Peña Nieto.

Lo que realmente quiere Trump

“No importa lo que digan y quieran (Rex) Tillerson y (John) Kelly; lo que cuenta es lo que quiera Trump. Y a quien no quiere es a México. Lo saben en Estados Unidos, aunque en el gobierno de Peña Nieto quieran engañarse pensando lo contrario”, escribe en su columna Trump, el palo y la zanahoria el periodista Raymundo Riva Palacio, haciendo referencia al encuentro entre los secretarios estadounidenses con funcionarios del gabinete del presidente Peña Nieto. Riva Palacio indica que, contrario a lo que el gobierno mexicano ha expuesto públicamente como una relación “de entrañable amistad” con los estadounidenses,“Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”.

Julio Hernández ‘Astillero’, columnista del diario La Jornada, definió como insulsas las reuniones entre los representantes de la nueva Casa Blanca y los funcionarios mexicanos, ya que las dos delegaciones podrían estar encerradas —presuntamente negociando— mientras que el presidente Trump, a quien califica como “multimillonario empoderado”, sigue lanzando sus declaraciones, tuits, firma sus órdenes o lleva a cabo acciones que “desautorizan, anulan o combaten” lo que en teoría se está negociando.

“En los hechos, Trump hace saber, con absoluta contundencia, que le importan poco las sesiones diplomáticas o los grupos binacionales de trabajo, pues a fin de cuentas se habrá de hacer lo que a su personalísima voluntad se le antoje”, remata el ‘Astillero’.