Donald Harvey, un famoso asesino en serie responsable de la muerte de 54 personas, fue hallado muerto a los 64 años en su celda de la cárcel de Toledo, Estados Unidos.

De acuerdo con Robert G. Sellers, portavoz de la policía de Ohio, el ‘Ángel de la muerte’ que cumplía una triple cadena perpetua fue atacado por uno de sus compañeros que con golpes acabó con su vida.

El enfermero “mataba porque le gustaba matar”, según dijo en sus declaraciones. En su juicio final, en 1987, se declaró culpable de 54 muertes, más del doble de los que se le acusaban.

Entre sus tácticas estaban hacerse amigo de los familiares de las víctimas para posteriormente aplicarles cianuro, raticidas, gases, inyección de aire en las venas y bolsas de plástico o almohadas para cortar el oxígeno y que nadie sospechara de él.

“Los médicos están tan ocupados que el paciente puede morir sin que venga el doctor y lo certifique. Eso me ocurrió con un residente, que murió y lo mandaron directamente a la funeraria”, decía.