Reportan incremento de trastornos alimenticios debido a la pandemia por covid-19

En México se estima que hay un aproximado de 22 mil casos anuales de trastornos alimenticios que afectan principalmente a jóvenes de entre 13 y 18 años.

Estos trastornos son afecciones denominadas como graves para la salud mental, ya que implican problemas relacionados a la conducta alimenticia de las personas, lo que desencadena una baja nutrición, enfermedades cardíacas, renales e incluso, la muerte.

De acuerdo a Luz Alejandra Fernández Villanueva, maestra en psicología de la Universidad de Guadalajara (UDG), las personas que padecen trastornos alimenticios comienzan con reducciones de alimento o de lo contrario, sienten una necesidad abrupta por comer.

Además, estas conductas aparecen con mayor frecuencia durante la pubertad o la adultez temprana, sin embargo, también hay casos donde los afectados son menores de edad y adultos mayores.

Alejandra Fernández agregó, que el sector femenino es el que mayores incidencias acumula y que los trastornos más conocidos son la anorexia y bulimia. La primera se caracteriza por la necesidad de dejar de comer, mientras que en la segunda, el paciente sufre de atracones que después “purga” al provocarse el vómito.

Es importante destacar, que durante el confinamiento por covid-19 los casos de bulimia y vigorexia (trastorno donde el individuo se obsesiona por su estado físico) incrementaron de manera considerable, acompañados de episodios de ansiedad y depresión debido al distanciamiento social.

Qué hacer cuando padecemos un trastorno alimenticio

La maestra en psicología de la UDG, recomienda asistir con algún especialista ante cualquier sospecha de un trastorno alimenticio para que el afectado pueda ser ayudado a través de un tratamiento que deber ser coordinado por un grupo multidisciplinario que incluye el apoyo de especialistas en psiquiatría, psicología, nutrición y trabajo social.

Además, Alejandra Fernández destacó, que los padres tienen un rol fundamental en las actitudes y hábitos alimenticios de sus hijos, ya que la manera de comunicarse con ellos y las intenciones de sus comentarios son los que podrían perjudicar la relación que tienen las personas con la comida.