Qué alimentos podrían afectar el olor corporal por consumo en exceso

¿Dime qué comes y te diré a qué hueles? Dicen por ahí. El olor corporal es uno de los aspectos de la higiene que pueden estar más allá de nuestro control, debido a los alimentos y bebidas que comemos, aunque nos empeñemos en tener un buen aseo.

Y es que la alimentación de cada persona juega un papel importante en el olor corporal que se desprende a lo largo del día y muchas veces el desodorante, una loción o un perfume no son suficientes para ocultarlo.

Para cuidar que el olor corporal sea el adecuado se puede tratar de reducir el consumo de ciertos alimentos y bebidas que afectan el aroma:

• Cebolla: Este vegetal contiene sulfóxido de tiopropanal, un compuesto que provoca el mal olor en nuestro cuerpo y, debido a su volatilidad, así como aparece puede irse.

• Ajo: Al igual que la cebolla, contiene sulfóxidos que afectan drásticamente el aroma. Además, la forma más común de expulsarlos es a través de los poros.

• Curry: Esta especie suele adherirse a los tejidos celulares y se desprenden del cuerpo mediante la sudoración, provocando un olor fuerte.

• Pescado: Este alimento afecta solo a un pequeño número de personas que sufren un trastorno metabólico que los hace incapaces de procesar la trimetilamina, propiedad derivada de este platillo que causa el mal olor en el cuerpo.

• Alcohol: Provoca procesos inflamatorios, aumenta la sudoración corporal para compensar la mala circulación termorreguladora, y por tanto puede ser responsable de malos olores en personas que padecen bromhidrosis.

• Café: El exceso de cafeína afecta directamente a los químicos del cuerpo y usualmente incrementa la sudoración, ya que el efecto diurético de la bebida aumenta la capacidad de secreción de las glándulas sudoríparas.

Hay dos tipos de glándulas sudoríparas: las ecrinas y las apocrinas. Las primeras estpan en todo el cuerpo y se encargan de la evaporación del agua corporal, aunque también excretan sustancias, principalmente sales y metabolitos hidrófilos.

Mientras que las apocrinas se concentran en las axilas, los genitales y los pies. Se las relaciona más con la excreción que con la termorregulación, y se cree que son responsables de la secreción de las feromonas u hormonas de atracción sexual.