Misofonía: la razón por la que odiamos escuchar comer a otros

¿Alguna vez se han encontrado en una situación donde, por escuchar a alguien comer, ya quieren destruirlo? Posiblemente sí y por eso nos complace decirles que no están locos ni nada por el estilo. Podría tratarse de un simple caso de misofonía.

Existen algunas personas que de plano no soportan escuchar el ruido que producen otros al masticar sus alimentos. Uno pensaría que es lo más normal del mundo y tal vez lo sea pero existe una razón científica para demostrar que podría tratarse de una condición especial en el funcionamiento del cerebro.

Estudios realizados en la Universidad de New Castle, en Reino Unido, demostraron que cuando un ser humano escucha ciertos sonidos, existen patrones de actividad cerebral que determinan la atención que se pone y con qué emociones se debe reaccionar. Estas modificaciones se localizan en un lugar conocido como “corteza insular anterior”, que se conecta de manera estrecha a otros sistemas como la médula oblonga, la cual sirve para controlar la frecuencia cardíaca y respiratoria.

Al mismo tiempo, estas actividades se conectan en OTRA parte conocida como la “corteza prefrontal ventromedial”; una región donde se hace una recolección de memorias y se procesan los pensamientos internos.

En fin, las investigaciones revelaron que quienes sufren de misofonía tienden a poseer mayor conectividad entre sistemas que confunden a su cerebro y lo preparan para reaccionar de manera básica: atacar o huir. En otras palabras, podría decirse que hay ciertos cables cruzados que hacen que esas personas se sientan súper incómodas a la hora de escuchar a sus amigos, familia o pareja comer papitas u otra cosa.

Por ahí del año 2000, se creía que esta condición era un tipo de ansiedad o trastorno obsesivo compulsivo, pero después se dieron cuenta de que el enojo no sólo se producía al escuchar comer a los demás. También se pueden presentar reacciones especiales con cualquier ruido repetitivo, como el sonido de un teclado, algunas voces o hasta el sonido de un cepillo tallando una superficie.

¿Alguno de ustedes sospecha sufrir de misofonía?