Mexicana colabora en la reconstrucción de una comunidad en Nepal

Guadalajara, 9 Feb (Notimex).- La ingeniera civil Mariana Jiménez dijo que aplica sus conocimientos en la elaboración de ladrillos de bajo costo para levantar, paso a paso, una población nepalí devastada por el terremoto que en 2015 azotó esta pequeña nación de Asia.

Agregó que antes de las seis de la mañana, ya suele estar de pie porque le espera una jornada en la que estará al frente de un equipo que dedicará ocho horas a hacer ladrillos de tierra compactada que se destinarán, principalmente, a la construcción de casas.

La egresada de Ingeniería Civil del Instituto tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) mencionó que aprendió esta técnica sustentable de hacer ladrillos en India.

Comentó que desde hace año y medio vive en un tipi (tienda de los indios americanos) montado en Takure, comiendo lo que ella y otros voluntarios cultivan en esta comunidad de Nepal, tan pequeña que no aparece en los mapas, pero que fue seriamente afectada por el sismo de abril de 2015.

“Cuando pasa un terremoto todo el mundo está pendiente, año y medio después nadie se acuerda, pero la gente sigue viviendo la destrucción”, señaló.

Apuntó que desde que egresó de Ingeniería Civil del ITESO, en diciembre de 2014, tenía claro que trabajaría como voluntaria.

Explicó que tras el sismo que dejó más de 600 mil casas destruidas buscó opciones sustentables para la reconstrucción de Nepal, así encontró a la asociación civil Conscious Impact, a la que llegó como voluntaria, y encontró que justo tenían la máquina en la que ella acababa de certificarse en el Auroville Earth Institute de India y con el aval de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación , la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés).

“Me gusta estar en servicio, es una herramienta que me dieron los jesuitas, recuerdo que cuando estudiaba en el Instituto de Ciencias estuve en una experiencia rural y luego, ya en el ITESO, trabajé durante un verano en una comunidad de Nayarit en el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) ‘Inserción en comunidades en extrema pobreza’, coordinado por José Martín del Campo, para la organización Hábitat para la Humanidad”.

Añadió que en un principio, entró a Conscious Impact para ser voluntaria tres o seis meses, hoy, año y medio después y para poder pagar su estancia como voluntaria, sus planes contemplan ir a trabajar a Los Ángeles durante el verano, periodo en que las lluvias obligan a la gente a detener la reconstrucción.

“En Nepal todo es montaña, en las carreteras no hay pavimento y en temporada de lluvia sí es peligroso, y esa es una de las razones por las que en verano se cierra el campamento”, añadió.

Apuntó que ingresó a Ingeniería Civil con la idea de trabajar con materiales alternativos y ahora es la encargada de la producción de ladrillos de tierra compactada, comanda a un equipo de 10 nepalíes a quienes considera como su familia y a quienes justo hace unos días se sumaron seis mujeres más, y calcula que hasta el momento han elaborado más de 70 mil ladrillos.

Mariana Jiménez manifestó que en este periodo aprendió a confiar en ella misma y a que tiene el conocimiento y las herramientas para ayudar a otros, además, vivir en un campamento sustentable la hizo darse cuenta que las personas, en realidad, no necesitan mucho para sobrevivir.

“Tenemos un programa de agricultura orgánica y entiendo lo básico de cosechar, lo más grande que he aprendido es que todo tiene un ciclo: estar en la naturaleza, ver cómo cambia la estación; ver una semilla, cuidarla, ver cómo se convierte en una planta y luego en comida; probablemente en la ciudad o en occidente todo lo querría instantáneo”, comentó.

Resaltó que después de plantar unas 17 mil semillas de café que ya crecieron, la intención es repartirlas entre los agricultores de la zona para que cuando llegue el fruto, puedan venderlo.

Aseguró que cada día hay algo que la marca, como entablar relaciones profundas con personas con las que no comparte un lenguaje, “es la comunicación que va más allá de las palabras”.

Indicó que su plan es quedarse en Nepal, al menos, hasta 2018, ya que los fundadores de Conscious Impact buscan replicar el modelo de trabajo en África y América del Sur.

La especialista detalló que Conscious Impact nació después del sismo, y su primera intención en Takure era reconstruir las escuelas, pero la comunidad les pidió apoyo en la reconstrucción de sus casas.

Precisó que a la comunidad no le ha resultado fácil entender que la organización tiene un plan a largo plazo, ya que dan empleo a integrantes de la comunidad para que aprendan la técnica con la cual, eventualmente, podrán seguir teniendo un ingreso.

“Además, está el factor religioso y el equipo se debe cuidar de no herir susceptibilidades, pues en Takure conviven hinduistas y budistas y debe haber equilibrio en la reconstrucción de las viviendas de una u otra corriente religiosa”.

Por otro lado, afirmó, aunque el gobierno de Nepal brinda apoyo económico a los afectados, lo cierto es que en un mismo terreno viven hasta tres familias, pero sólo una recibirá financiamiento, y con el primer recurso económico que reciben deben construir los cimientos.

“El ingeniero va a revisar que lo estén haciendo bien y una vez autorizado les dan el segundo pago, después pueden aplicar a otros tres mil dólares, pero ya es un préstamo”, estableció.

Mariana Jiménez dijo que el problema es que Takure es una comunidad de agricultores cuyo ingreso es mínimo, “en las comunidades alrededor que tienen otros negocios empiezas a ver que comienza a entrar arena y cemento, pero en nuestra comunidad de 250 casas mucha gente empezó a reconstruir con lo que se le cayó”.

“Si llega otro temblor se les va a volver a caer la casa, pero la gente está desesperada, ya viene el segundo invierno, la gente quiere empezar a construir y no saben cómo, no todos tienen la capacidad, por eso estamos aquí”, apuntó.

La ingeniera añadió que, además de la reconstrucción de las viviendas, unos dos mil ladrillos fueron trasladados por los voluntarios de Conscious Impact a un pueblo cercano a Takure en el que se construirá un nuevo orfanato para los niños que perdieron a sus padres en el sismo, el cual dejó cerca de nueve mil personas muertas.

Puntualizó que esta ONG tiene programas de voluntariado a lo largo del año a los que se pueden inscribir los interesados en apoyar, o también se puede apoyar la campaña #BricksForNepal, con la cual se busca financiar el salario de 25 mujeres que serán contratadas por la organización.

“En las tareas de reconstrucción se necesitan arquitectos, ingenieros civiles, pero también hay lugar para gente dedicada a temas como educación o especialistas en medio ambiente”, concluyó.